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HIJOS. COLEGIO 91 cinematógrafos, restaurante, bares y salones de baile, se encontraban totalmente abarrotados de público" (Efe). BARCELONA.-"Los famosos "reveillones" y fiestas de so– ciedad se vieron concurridísimos ... Asimismo fueron muchos los teatros y cines que dedicaron funciones extraordinarias" (Ecclesia). Creo que se conformará con estos tres ejemplos que le enumero. Por lo demás, ni usted ni yo lo necesitábamos; sabemos de sobra la radical paganización a que, sistemá– ticamente, se está sometiendo la última noche del año. La que debería ser noche de acción de gracias, de reparación, de penitencia, se ha transformado en noche de juerga y de pecado. Entre todas las cosas tontas, y menos buenas-o fran– camente malas-, que se hacen en la última noche del año, una de las más constantes es el baile. Fíjese que en la triple información que acabo de transcribir, actúa esa diversión como denominador común. Y porque la Nochevieja-y con ella todas las noches del año-están siniestramente arru– lladas por las cadencias enervantes de la música de baile, le envío esta meditación apta, sobre todo, para las horas postreras del 31 del próximo diciembre. Pero no piense que yo creo en la eficacia de este artículo. Todo lo contrario. Juzgo que es éste otro tema como para perder el tiempo. Si usted opina que abordar, en plan mo– ralizante, un asunto como el baile, tiene alguna posibilidad de ser eficaz. le felicito y envidio por su fe. Personalmente tengo certeza moral de su inutilidad; de ello no me cabe la menor duda. Entiendo que, salvo en raras excepciones, la afición al baile no admite arreglos morales de ninguna especie. Se baila, y se seguirá bailando, por mucho que nos opongamos usted y yo. Se habrá amortiguado la fe, o será por otras razones no precisamente religiosas, pero sobre el dato, no es posible la discusión. Definitivamente, el baile existe, y tiene todas las probabilidades de seguir existiendo. Mas, precisamente por esto, porque se baila y seguirá bailándose, conviene tener ideas claras sobre el particular. Por esto las lineas que siguen. Y bien: frente a este fenómeno, frente al baile, ¿qué po– sición cabe adoptar, desde un ángulo moral? ... La respuesta a esta interrogación, teniendo en cuenta todos los datos del problema, no la juzgo nada fácil. Advierta que en Norteamérica el baile está casi canoni-

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