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HIJOS. COLEGIO 89 conocido, para redimir a aquellos hombres obreros. Esto, se dirá, fué necesario en Francia; en España no se nece– sita. ¿Que no se necesita en España? ¡Por favor!, no seamos ilusos. ¿Usted no conoce pueblos inmensos donde tradicio– nalmente se ha practicado un absurdo "señoritismo" espi– ritual, en donde la labor apostólica se ha, si no reducido, sí orientado marcadamente a atender a "señoritos", "seño– ritas" y funcionarios? ¿No conoce pueblos inmensos, por ahí, donde un gran contingente de personas viven acris– tianamente? ... No pretendamos engañarnos. Lo que Antonio Tovar de– nunciaba al afirmar que España vive con medio o un siglo de retraso técnico, es valedero, aunque reducido, al orden apostólico. No somos ciegos, y tengamos la hombría de con– templar las cosas como son. Y la realidad es que existe un abandono religioso en las clases productoras, muy pro– nunciado e innegable. El ambiente minero, irreligioso com– pletamente, de La guerra de Dios, es clima de película, pero desgraciadamente objetivo y real en el suelo español. No querer ver esta realidad es negarse conscientemente a con– templar un dato de claridad meridiana. Supuesto que en los centros fabriles reina, en general, un ambiente poco favorable a la religión y moral, es evidente que habrá que preparar adecuadamente a la joven antes de penetrar en ellos. Ese léxico equívoco, que se oye con alguna frecuencia en ambientes obreros femeninos, es 1a manifestación verbal de un profundo malestar espiritual. El mal, pues, existe y hay que intentar su cura. Este es uno de los quehaceres más ineludibles que pesan hoy sobre los que tienen cura de almas. El modo concreto de Tealizar esa tarea de saneamiento espiritual será diverso en sus formas, pero intentarlo es necesario. Por ser este comentario ya excesivamente largo, no me detengo a exponer los métodos que yo vería más aceptables. Por hoy basta con subrayar el fenómeno. Un fenómeno que, por otra parte, es incontenible. Las jóvenes trabajan, y cada día lo harán más, pues la industrialización del mundo se acentúa, y, en consecuencia, la demanda de mano de obra seguirá en ritmo creciente. Conviene, pues, detenerse un momento, y pensar en el tema, "mujeres en las fábricas"

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