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MUJERES EN LA FABRICA Con un notable retraso-que sólo es publicitario, pues el problema permanece en pie--le ofrezco a usted este comen– tario en torno al tema "el trabajo y la mujer". Le digo que este comentario va con retraso, porque las líneas que siguen pretenden ser una nota marginal a la Carta que, a primeros de enero el.e 1956, dirigió el Episcopado alemán a los fieles de aquella nación sobre esta materia. Pero es que, por otra parte, el problema continúa; la mujer, en muchos casos, sigue frecuentando las fábricas y trabajando duramente. El tema, pues, tiene valencia, y los problemas que plantea si– guen sin resolver. ¡Mujeres en las fábricas! Naturalmente, esta materia es amplísima. No intento, por consiguiente, abordarla exhausti– vamente. Aun desde la perspectiva particular de estos co– mentarios que le escribo a usted, sería imposible comprimir las ideas que brotan del mero enunciado del tema. Modesta– mente, pues, le envío breves apuntaciones. l.º Esposas en las fábricas. Ante todo, permítame le advierta que cuando hablo aqm de la mujer y el trabajo, me refiero a la mujer casada y al trabajo que se realiza lejos del hogar y del esposo. Así que– dará más claro lo que a continuación escribo. Que la mujer trabaje en las condiciones que acabo de señalar, es un caso relativamente frecuente. Yo, que no he

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