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SlTEDIÓ EX LA T!E!El\ dificultades. Y cuando no tropiezan es porque esquivan el obstáculo. Todo esto quiere decir que en la juventud también hay problemas difíciles de encajar. No todo es risa, alegre. des– preocupación. Más allá de su alborotar desenfadado hay en la vida de todo joven un conjunto de interrogaciones que es– peran contestación. Serán esas preguntas más o menos apre– miantes. Tal vez sean inocentes y ligeras. Pero, revistiendo modalidad y urgencia diferente, ahí están. Y no deben ser despreciadas por quienes nos creamos mayores. En todo caso, debemos recordar nuestros años jóvenes-0 adolescentes– Y tener presente que esas dificultades supusieron entonces un torturadero para nuestro espíritu. Así, al menos--eon esta consideración-, miraremos con respeto y no sonreire– mos ante ciertos problemas de la juventud o adolescencia. "Os escribo a vosotros, jóvenes..." Merecería la pena que también nosotros escribiéramos a los jóvenes. No cuatro no– tas intrascendentes, claro. Deberíamos servirles libros den– sos, sensatos, alegres, formativos. Como los que ellos nece– sitan. Porque esto es importantísimo. Al fin, lo que sean los jóvenes de hoy, eso será el mundo de mañana. Y siempre es noble-y necesario-trabajar "por un mundo mejor".