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SUCEDJÓ EN LA TIERRs mejorar lo que dijo el cura ése, pero es que ni de repetirlo medianamente. Si lo intentara se equivocaría a la primera palabra. Seguro que terminaba hablando de fútbol. Pero criticar, ¡es tan fácil criticar! Sólo que en este caso, no sólo ha cometido un pecado de murmuración. Ha contri– buido además a pervertir la manera de pensar de su hijo. Lo cual está francamente mal. " ¡Frases prohibidas!" Podríamos seguir con la lista. Pero ¿para qué? Usted ya comprende hacia dónde apunto. Eso es suficiente. Ahora, como consejo final, le exhorto a que haga examen de conciencia. Piense un poco en lo que precede. Y con– vénzase que es importante. Recuerde siempre que en su manera de hablar ante sus hijos hay un conjunto de ex– presiones que son "frases prohibidas".