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CONVIVENCIA FAMILIAR La noticia quedó ya atrás, sumergida en el montón de cosas nuevas que, pegadas a su aurora, nos trae cada ma– ñana. Pero aunque vieja, todavía la recordamos. Sobre todo no la olvidan aquellos-¡y son tantos!-que siguen con ilu– sión de "inchas" la vida y milagros de quienes aparecen por el mundo encantado del cine. Vea usted. Una revista navarra recordaba el aconteci– miento con estas palabras: "Pues bien: en la cima de su madurez y de su fama, Gary Cooper ha dado la campanada. se ha convertido al catolicismo. "Cuando estaba en el apogeo de su éxito como galán joven, Gary Cooper se enamoró de una actriz de segunda fila, que figuraba en las pantallas con el nombre artístico de Sandra Shaw. Aquella mujer profesaba la religión ca– tólica y su verdadero nombre era Verónica Balfe. Contra-– jeron matrimonio y ella abandonó el cine para dedicarse únicamente a su esposo, echando la base de un verdadero hogar. En ella reside el "secreto" de la conversión del fa– moso cineasta, a la vuelta de tantos años. La esposa de Gary Cooper ha sido algo así como la gotita de agua cayendo sobre la piedra ... Comprensión, fidelidad, ayuda ... Un ma– trimonio unido, a pesar de todas las ventoleras de la vida frívola del cine ... Y seguramente una palabra aquí, una sugerencia allá, el ejemplo siempre ... Hasta que, por fin, Gary Cooper ha pedido ser bautizado." (Verdad y Caridad, febrero de 1960.) Esto que escribe Verdad y Caridad, tal vez merezca la

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