BCCCAP00000000000000000000552

4Ll SUCEDlÓ EN LA TIERR•. adentro y su misterio mejor, su sublimidad inaudita, corre por más profundos cauces. Y bien: ¿qué es ser madre? Una madre es... una mujer que tiene hijos. La definición no es muy original, que di– gamos, ¿verdad? Pero es la única verdadera. Por lo demás, no crean ustedes que es una definición tan de Perogrullo. Les recuerdo que yo he leído, no sé dónde, esto: "Una madre es una mujer que tiene hijos y los mata." Lo primero nos parece mejor; esta última definición se nos antoja una bar– baridad ... Pero ¿será verdad que es una barbaridad? ... Yo no lo sé; únicamente les recuerdo lo siguiente: la India tendrá dentro de cinco años una clínica de control de la natalidad por cada cien mil habitantes. Las madres japone– sas matan al año, abortándolos, algo más de dos millones de niños. Y se supone que el número de niños que, víctimas de métodos ilícitos, dejan de nacer por año de los matrimonios católicos de todo el mundo, supera el millón y medio ... En– tonces, ¿en qué quedamos? ¿Una madre es la mujer, sencilla– mente, que tiene hijos? ¿O hay que añadir esa coletilla: "y los mata antes de nacer"? Ustedes dirán, porque yo, la ver– dad, no lo sé. Y vamos a recordar otras notas más simpáticas del que– hacer maternal de las mujeres... Sucedió en Berlín, y ya hace bastantes años, cuando la fotografía estaba en embrión y el tirarse una foto era casi un lujo. Una señora preguntó al jefe del partido católico, Luis Winhort, con quien tenía mu– cha amistad: "Me gustaría hacerme una fotografía. ¿En qué postura le parece a su excelencia más hermoso el retrato?" El político eximio, y profundamente religioso, contestó así: "Hágase una fotografía en el momento de juntar, para d rezo de la noche, las manos de su hijo. Es la postura más hermosa que puedo imaginarme para una madre ... " ¿Se han enterado ustedes, señoras? La posse que mejor les va es el que logran cuando juntan las manos de su hijo para rezar antes de acostarse; su fotografía resultará mu– cho más maternal asi que exhibiendo un respetable escote o una blusa transparente. Entre todas las tareas que Dios confía a una mujer que ha llegado a ser madre sobresale ésta: la de infundir una piedad sincera en sus hijos. Quizá ustedes no hayan reflexionado en toda la trascendencia que encierra para la vida futura de su hijo el que le hayan en– señado a rezar, y a rezar bien. Pero es verdad que esto es importante. Escuchen ustedes la siguiente escena que nos

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz