BCCCAP00000000000000000000552

Sl'CEIJIÓ EN LA TIERRA las cualidades del abrigo, en cuanto abrigo, que las de los posibles y superfluos adornos que le dan prestancia. Llegados aquí, fluye suave y sin violencias la conclusión; jamás se debe consentir a una publicidad saltarse a la to– rera el puesto que le corresponde y plantarse en cabeza de clasificación si es que su puesto está en último lugar. Ni vale la razón de que con el dinero todo se compra, de que no se roba a nadie anunciando durante horas y horas las virtudes de 110 sé qué perfume ... No; la razón 110 vale. Se roba el tiempo, se roba indirectamente la libertad de elec– ción, se despista al público, se engaña prácticamente pre– sentando como convenie11tísimas cosas del todo superfluas, se crea una psicosis general que lleva a atiborrar la casa de objetos no necesarios-muchas veces inútiles-que ponen en peligro la economía familiar. ¿No cree usted que son de gran monta estos males? ... Ciertamente, 110 basta el dinero. Y a una firma comercial, por muy fuerte que sea, no le es licita una propaganda sin límites ni fronteras. Tiene obli– gaciones también, vistas las cosas desde esta perspectiva, de justicia y de caridad, que en ningún caso puede permitirse el lujo de ignorar. Y se falta a la justicia y a la caridad-gritelo usted por ahí, que tal vez lo necesite más de uno-exhibiendo tal can– tidad de publicidad que llegue forzosamente a crear en la mente del público un despiste sobre la necesidad y conve– niencia de las cosas. ¿Que esto es hilar demasiado fino? Y ¿qué quiere usted? jLO siento! Pero teniendo en cuenta postulados de orden natural--por lo demás, elementales-y exigencias cristia– nas-también básicas-, las cosas son así. Pero hay más. También aquí existe la competencia. Su– póngase usted que una conducta, una firma, un comercio monetariamente fuerte se lanza a una extensísima cam– paña publicitaria. ¿Qué conducta cabe en las demás indus-, trias, firmas, comercios? Una de dos: o adoptar una actitud pasiva y exponerse a quebrar o hacer un esfuerzo supremo y lanzarse a competir. Naturalmente, la primera parte de la alternativa no nos interesa. Puede ser que la entidad se conduzca pasivamente, renuncie a una lucha para la que no está preparada. Pero una actitud así siempre será forzada y antinatural; la falta de recursos--eventualmente la incompetencia de los ele-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz