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TELEVISIÓN. RADIO. PRENSA cantidad y la extensión de programas publicitarios. Lo con– trario es pecar, pecar contra el hombre. Y pasamos a otro punto. La cantidad de programaciones, de presupuestos dedi– cados a publicidad, debe ser relativa también desde otro ángulo distinto al que acabamos de criticar. Quiero decir: la vida tiene una ineludible jerarquía de medios y de fines. Consecuentemente, no es lícito consagrar idénticos esfuer– zos para alcanzar un fin primario que para conseguir un fin secundario; como no dedicamos la misma preocupación a proporcionarnos una entrada para el partido de fútbol del domingo que para dar con un empleo altamente re1rnme-• rativo. Esto lo entiende cualquiera. En la vida de cada día estamos practicando esa selecció:1 de medios y fines constantemente. Lo hacemos casi si0mpr;~ inconscientemente, pero lo hacemos a cada paso. Y bien: digo que en la publicidad también de'be exi ~tir esa jerarquía de medios y fines. Puesto que los objetos que caen bajo la publicidad están al servicio del hombre. debr-;n anunciarse en la medida en que éste--el hombre---lo;; ne– cesite. Es una exigencia de lo que llamamos función social de las cosas. Las cosas-su conocimiento y su uso-existen al servicio del hombre. Pero el hombre no necesita de todas ellas igualmente. ¿Necesitaremos insistir en esto? No: es evidente. No obstante, déjeme q_ue le ofrezca diversos ejem– plos: una Coca-Cola está bien para refrescar; pero una ca– misa no sólo está bien, sino que es necesaria; el abrigo es de una gran conveniencia en invierno; no lo es tanto el broche ese de oro que va adormmdo al abrigo ... Y comenza– da la enumeración, usted puede seguir enfilando ejemplo tras ejemplo. Es claro, insisto, que no todas las cosas son igualmente necesarias para la vida. Pero esta simplicísima observación-usted lo comprende inmediatamente-proyecta luz abundante sobre nuestro te– ma. Vea usted. Le acabo de recordar que para una persona-para cual– quier persona-es más necesario un abrigo que el broche que lo adorna. De aquí se sigue-ya usted lo comprendió sin ne– cesidad de mi insistencia-que es más importante conocer

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