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S{TEDIÓ E:-; LA Ti ERH \ y prensa argentinos fué el retrato del ex presidente. No es– taría mal que viniese alguien que prohibiese también exhi– bir, con tanta frecuencia y con tanta falta de criterio, esa pléyade de estrellas, artistas, deportistas, etc., que diaria– mente nos presentan las publicaciones. Ya nos vamos cansando de admirar continuamente unos mismos gestos, en unas idénticas personas. Convendría va– riar de clichés, por cambiar, y por dar gusto a los que no sentimos absolutamente ningún interés en contemplar esas octitudes estudiadas. Además, que son ustedes, los que andan por el mundo y tienen hijos, los que salen perdiendo con ello. Si no, fíjese en este caso: Recordará que cuando el ex presidente de los Estados Uni– dos, Eisenhower, recorría, haciendo campaña electoral, las ciudades y pueblos yanquis, lanzó la idea-para ganarse los votos del mundo femenino-de que visitaría Corea, si salía elegido. Por entonces la guerra ardía en la pequeña península asiática, y muchas madres temían por sus hijos, y muchas chicas por sus novios. Todo el mundo se enteró de la pro– mesa de Eisenhower, que demostró ser un perfecto conoce– dor del corazón humano. El general salió elegido presidente el,: los Estados Unidos, y se apresuró a cumplir su promesa. Subió a un avión y, de la noche a la mañana, se presentó en lo." campos ensangrentados de Corea. En su deseo de gran– jearse las simpatías de aquellos soldados, Eisenhower les prnmetió que les concedería lo que pidiesen. Y ¿sabe usted lo que aquellos soldados pidieron al presidente electo? Pues, pásmese: pidieron que les mandase a Marilyn Monroe. Ya ve si tiene trascendencia esto de los "santos". Se conoce que aquellos soldados habían visto tantas ve– ces en la prensa y en la pantalla, a esa no muy edificante mujer que es Marilyn Monroe, que olvidaron por un mo– mento que tenían madre en Estados Unidos que pensaba constantemente en ellos, y se les ocurrió la feliz idea de pedir a la exótica rubia de Hollywood. Y vamos a dejar a los "santos de la prensa", porque no conviene darlos tampoco una importancia que no tienen. Quede como moraleja, que los directores de revistas y pPriódicos deberían preocuparse de llenar sus publicaciones de cosas interesantes; porque para ver rostros de mujeres no nos gastamos dinero en suscripciones; eso lo podemos lograr con salir a la calle simplemente.

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