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18 SlCEU!Ó t.1' l A TIEHll.\ Lo que dicen los obispos belgas está suficientemente claro y apenas si es necesaria ninguna insistencia sobre el particular. Puesto que los programas televisados necesita– rán, en calidad y en cantidad, censura, es sobre los padres sobre quienes recae la obligación de hacerla. Ellos-los padres-no son impecables. También los pa– dl es necesitarían de una preselección de programas. Pero si esto es prácticamente imposible, tenemos que suponer en ellos la suficiente serenidad, en el cuerpo y en el alma, para. no salir perjudicados tras la contemplación de un programa escabroso y desorientado. En todo caso, ya que ellos tengan que soportar-y no se ve la manera de que esto no suceda-• las consecuencias del mal gusto ajeno, al menos el buen orden de las cosas pide que los padres pongan de su parte todo lo posible para salvar la integridad de sus hijos. Por otra parte, es cierto que no hay nadie como ellos para juzgar del momento fisiológico y espiritual que atra– viesan sus hijos. En consecuencia, nadie como ellos para, juzgar la clase y la cantidad de programas que aquéllos de– ben contemplar. El descender ya a casuística particular no interesa; será t'l buen sentido común y cristiano el encargado en cada caso concreto y particular de decidir. Lo decisivo es que los pa– dres tomen conciencia del papel único QUe les corresponde, lo demás vendrá por añadidura. Si ellos, los padres, tienen sensatez sobre este punto, qnedarán notablemente mediatizadas, o totalmente supri– midas, las posibles consecuencias nocivas de una televisión desorientada. Que al fin es lo que interesa. De la televisión en sí, aunque esperamos mucho, no podemos confiar ple– namente, pues que en ella forzosamente se mezclarán inte– reses bastardos; de los padres lo esperamos todo, pues en ellos-en cuanto padres-no caben más que buenos deseos. Quedamos, pues, en esto: frente a los programas tele– v;sados, que cuantitativa y cualitativamente deben ser vi~ gilados, confiamos plenamente en la buena formación hu~ mana y cristiana de los padres.

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