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LAS AGUAS BAJAN NEGRAS ¿Se recuerda usted de la película? Las aguas bajan ne– gras, fue el título de un film que anduvo rodando, con me– jor o peor suerte, por las pantallas de los cines españole;,. Y esas aguas que bajan negras son las del Nalón, uno de los ríos mineros asturianos. Realmente, el Nalón-y lo mis– mo podríamos decir del Caudal-es turbio y negrísimo, se precisa un acto de fe para afirmar que aquella cinta que corre por los alrededores de la Felguera es agua y no carbón. Pero es así, el Nalón es un río y no una cinta fantástica de hulla a flor de tierra, que es lo que realmente aparenta. Por aquellas tierras asturianas y mineras-que se ex– tienden entre Mieres y Sama-anduvimos seis sacerdotes capuchinos en plan misional y apostólico. Y bajamos a la mina. Fue una experiencia interesante y aleccionadora. Al menos para mí, el paseo subterráneo revistió todas las ca– racterísticas de una revelación. Seis kilómetros bien llenos de andar bajo tierra, pisando agua y carbón encharcado, haciendo cabriolas con el cuerpo por unos coladeros infer– nales, respirando y tragando aire empapado en hulla hecha polvo, y el espectáculo de mineros terriblemente serios y sudorosos, era algo que yo no había visto nunca, ni tan si– quiera imaginado. Y en aquella mina asturiana lo vi. Cons– tituyeron-digo-toda una revelación, y un motivo que me hizo reflexionar ampliamente, aquellas cuatro horas pasa– das en el fondo de la tierra. La mañana era estupenda cuando, dando un adiós ;:iJ

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