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SNOBISMO RELIGIOSO Estamos-es un juego de imaginación-de cara al ve– rano. Por la línea permeable de todas nuestras fronteras se nos colarán, como bandada de pájaros, miles y miles de turistas. Ellos vendrán con sus costumbres, con su peculiar manera de ser. Tal vez hasta vengan exhibiendo formas que no usan en su país, en su casa. En todo caso-el dato es cierto-, por todos los caminos que cruzan nuestra geografía, andarán viviendo su atuendo y su descanso. Y nosotros los veremos. ¿Sabremos comprenderlos, en~ tenderlos? Lo digo porque existe el papanatismo hasta un grado inconcebible. No sabemos ser liberales en el sentido aceptable de esta palabra. No sabemos ver, mirar y seguir nuestro camino. Y así, o armamos gresca con ese personaje exótico con quien nos topamos, o nos lanzamos a imitarle de la forma más infantil y servil. Lo digo por los datos fáciles de los pantalones, las piscinas, etc., y lo digo por otras cosas de mucha más envergadura. ¿Nos decidire– mos-de una vez para siempre-a mirar con ojos inteligen– tes lo que nos llega, y a quien nos llegan del extranjero? ¿Sabremos encajarlos, en la medida y dimensión que se merecen? "Maquíllese usted como en Norteamérica." Este reclamo recuerdo que me llamó la atención, hace ya próximament~ un año, en la prensa de Madrid. Y es que la petición es apta para producir extrañeza. Porque ... , ¿será posible que las es– pañolas carezcan del gusto elemental que se requiere para maquillarse decentemente? Siempre habíamos pensado que,