BCCCAP00000000000000000000552

ClUDADFS. C\l'l'I'AU:s jerarquía eclesiástica haya tomado cartas en el asunt~. La vigencia del quinto de los Mandamientos de la Ley de Dios se está violando continuamente entre el asfalto de las calles y carreteras. Y los responsables del catolicismo han creído un deber de conciencia dar la voz de alerta. Hasta el mismo Pío XII-meses antes de morir-, con toda su responsabilidad, intervino en este asunto. Ya en 1955, con ocasión del II Congreso Mundial de la Federación Internacional de Carreteras, había expuesto el punto de vista católico con toda exactitud. Entonces "abogó por la formación de un sentido más agudo de su responsabilidarl en todos los usuarios de la carretera. ¿Quién, en efecto, no ha sentido la preocupación del gran número de accidentes de que son teatro las carreteras? ... Es también necesario inculcar a todos la noción del grave deber de respetar la vida de los demás ... Es necesario que se haga observar es– pontáneamente una exacta disciplina conforme a los re– glamentos universalmente adoptados. Las consecuencias, a menudo tan dramáticas, de las infracciones del Código de la Circulación confieren un carácter de obligación intrínseca mucho más grave de lo que ordinariamente se cree". Con posterioridad a aquella fecha continuó el Papa orientando a la opinión pública sobre el particular. La última vez que 8.bordó este tema fue en marzo de 1958, alecc~onando a los predicadores cuaresmales de Roma. El Santo Padre exhortó entonces a los encargados de anunciar la palabra de Dios, en Roma, a que insistieran sobre una cuestión tan principal. La responsabilidad aue quepa a un conductor cristiano en tantos accidentes coíno se registran diariamente es enorme. Las palabras textuales de Pío XII fueron éstas: "¿Cómo puede un cristiano, un hombre honesto, no temblar ante el solo pensamiento de ser incluido por su propia conciencia y contra su voluntad, al menos directa, entre los homicidas, por haber cedido a la tentación de una vana y a menudo injustificada prisa?" También Juan XXIII ha insistido en el tema. El actual Papa, al bendecir a los automovilistas, en marzo de 1959, se expresó así: "Se ha dicho que, a partir de este domingo, se inicia en Roma una intensa actividad de propaganda denominada calle segura, con el intento de educar a los ciudadanos en el conocimiento del Código de la Circulación, que, ante todo, exige el respeto de la propia vida y de la de los demás ... El absoluto y sagrado respeto a este C<'l-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz