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PECADOS DE HOY: «CRIMENES DE CIRCULACION» El dato es por si solo revelador. Eso de que setenta mil personas mueran anualmente en accidentes de circulación, es una cifra elocuente hasta dejarlo de sobra. Y el peligro es cada vez más alarmante; conforme los coches aumen– tan, el riesgo también crece. En España todavía podemos respirar con cierta tranqui– lidad; pero sólo relativa. Hasta tanto que lleguen los coches a multiplicarse. Porque los conductores españoles desempe– ñan su oficio bastante peor que sus colegas del extranjero. Las cifras de víctimas relativamente al número de vehículors en circulación son las siguientes en algunas naciones: Es– paña, 0,47 por ciento de muertos; Italia, 0,20 por ciento, y Francia, 0,13 por ciento. Ya ve que no es para hacerse ilusiones. Y aunque en España no están las cosas como para recitar el acto de contrición, antes de lanzarnos a la calle, prorcure usted no olvidar que en nuestras carreteras mueren diariamente cinco o seis personas. Todavía no nos podemos comparar con Francia, donde matan más personas los coches que los fu– siles de los rebeldes de Argelia; pero no es porque nuestros conductores sean más prudentes que los de aquella nación, sino porque el parque nacional es irrisoriamente reducido. Cuando por las carreteras españolas rueden cuatro millones de coches-ése es el número aproximado de coches fran– ceses-habrá que pensarlo antes de echarse a andar por la acera. A.rite este panorama no tiene nada de particular que lL:

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