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NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE ¿Me permite la cita, amigo lector? Es que lo miedo. Y sólo con su permiso tácito y con su presunta. voluntad me atrevo a autocitarme. Pero, en fin, cuento con su comprensión. Y así me cito. Hace ya años escribí un breve comentario en cierto dia– rio vallisoletano. Trataba allí de la visita del ex presidente alemán Heuss al Papa Pío XII. Literalmente, escribí enton– ces lo siguiente: "En la primavera de 1945, Alemania fue literalmente ba– rrida de Europa. La frase no es hiperbólica; realmente acon– teció así. Política y, sobre todo, económicamente fue despia– dadamente pisoteada. Las ruinas que cubría la geografía alemana en toda su extensión hacían problemática la ger– minación de nueva vida. Definitivamente, el clásico poten– cial industrial y económico germano parecía quedaba ente– rrado en la Historia. Pero en Alemania sucedió lo imposible, sucedió el mila– gro. No habían pasado diez aflos de la fecha fatal, y la in– dustria alemana había reconquistado ventajosamente los mercados internacionales. Alemania, a una velocidad de vér– tign, se ha recuperado. Ha alcanzado un nivel de vida su– perior al de casi todos los pueblos. Y como resguardo de su florecimiento está el Tesoro Nacional con reservas moneta– rias sólo inferiores a las norteamericanas. Todos éstos son puntos positivos. Los alemanes tienen, pues, motivos sobrados para sentirse orgullosos. Pero existe un peligro amagado a la sombra de su progreso. Los valores

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