BCCCAP00000000000000000000552

CIUDADES. CAPITALES 113 Esta es la lección que yo quisiera usted grabara fuerte– mente en su memoria. Vivimos en España, y por nuestras venas corre sangre española. Lo cual quiere decir que per– tenecemos a un pueblo de valientes que saben morir defen– diendo a Dios o a la patria, pero no de trabajadores; per– tenecemos a un pueblo que cree en el milagro y practica poco la virtud, a una raza de hombres maravillosamente intuitivos, pero poco estudiosos. Somos españoles y los es– pañoles siempre creímos en el valor de la lotería, de las realizaciones rápidas y tajantes, de la improvisación. Nunca nos distinguimos por la cotización prestada al trabajo cons– tante, monótono, continuado y metódico. Hemos de recono– cer llanamente que en esto nuestro carácter, nuestra idio– sincracia, es defectuoso. Porque siempre será mejor hacer depender nuestra vida de un trabajo largamente meditado que de la aparición, también siempre problemática, de una intuición genial. Es necesario insistir: hay que trabajar, y hay que trabajar con constancia, con ahinco, haciendo fecundizar, antes de morirse, a las horas y a los días sobre el duro quehacer. ¿Que esto no es fácil? ¿Que resulta más cómodo dejar pasar el tiempo estérilmente? Desde luego; en ello estamos. Pero no se trata de facilidad, se trata de comportarse de tal forma que nuestra vida rinda, y rinda el máximo; se trata de hacer con nuestra vida una tarea honda y fecunda. Pero esto únicamente se consigue tras un arduo, continuado y difícil bregar. Lo demás es soñar, hacer depender nuestro porvenir y nuestra vida de algo sumamente frágil. Usted ha oído hablar, ha leído artículos también en re– lación con lo que se ha dado en llamar el "milagro alemán"; ha oído hablar de esa resurrección desde las ruinas de la rota y despedazada Alemania de la última guerra. Los es– pañoles nos hemos maravillado de que eso se haya podido hacer. Y a lo mejor nos ha entrado también la curiosidad por saber las razones que explican esa recuperación. Enton– ces-cuando hemos ido a explicar el milagro alemán-nos hemos encontrado con que el milagro no existe; existe ei plan Marshall, la ayuda americana, o la capacidad de tra– bajo del alemán, o la abundancia de materias primas dentro de la geografía germana... Es verdad, el milagro no se ha dado; han sido factores humanos los que han llevado a Ale– mania a su orgulloso e imponente resurgir. Y entre esos factores no debemos olvidar-los españoles precisamos te- ,StTEDIO S~ LA TIERRA.-8

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz