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Clt'.D,\DES. C\PITA!.FS 111 Vamos a acudir al dato periodístico, al comunicado de agencia, que nos brindará el punto de partida para nuestra particular reflexión de hoy. Luego de leido será más fácil y entretenido pensar; tendremos en la imaginación un nom– bre concreto en el que apoyarnos. Lea usted lo que indu– dablemente recuerda. La revista que dirige el Opus Dei, La Actualidad Española, en su número 407, aparecido el 22 de octubre de 1959, escribía: "A los cincuenta y un años de edad, un español ha sido premiado con el Nobel de Medicina 1959. Severo Ochoa de Albornoz es su nombre ... El doctor Ochoa, profesor de Farmacología y Bioquímica, de la Facultad de Medicina de Nueva York, ha compartido el premio con su colega el doc– tor Arthur Kornberg, de la Universidad de Standford, de California... Ambos han visto su nombre en todos los dia– rios del mundo, después de este premio que tanto honra a sus respectivos países. Porque el doctor Ochoa, a pesar de tener la nacionalidad norteamericana, es español, de origen asturiano." Así decía La Actualidad Española anunciando el éxito de un médico asturiano. La noticia usted se la sabia ya,. Pero yo le invito a reflexionar de nuevo en ella; que no es éste uno de tantos datos ful e intrascendentes, de que están plagadas las crónicas informativas. No reviste la misma importancia la noticia según la cual un médico es decla– rado Premio Nobel que aquella otra que nos informe sobre la estirada imponente de Ramallets para desviar un penalty en Belgrado. Es distinto, inmensamente distinto. Vea usted la lección maravillosa que nos brinda el doctor Ochoa. Se la recuerdo citando también palabras de La Actuali– dad... : "Toda una vida dedicada a la investigación y al estudio se ha visto recompensada por esta distinción que otorga el Instituto Carolingio de Estocolmo ... El doctor Ochoa es un hombre dedicado de lleno a sus trabajos de investigación que absorben por completo toda su atención y todo su in– terés ... Fruto de largos años de estudio es el descubrimiento -han establecido científicamente el factor desconocido que regula el crecimiento normal o patológico de las células orgánicas-, por el cual han sido premiados los doctores Ochoa y Kornberg con el Nobel de Medicina 1959." Naturalmente. ¿Será necesario insistir en la verdad de experiencia elemental, según la cual los éxitos son siempre

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