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110 SUCEDIÓ El'i LA TlFf\lL, del salario con las exigencias de la vida. Es cierto que en muchos casos no existe esa nivelación ansiada: las ne– cesidades más perentorias de la vida no se pueden llenar con las entradas que se perciben. Pero cabe una pregunta que rarísimamente se hacen esas personas que tanto se lamentan de su suerte: ¿Existe ni– velación entre el salario que perciben y el trabajo que desarrollan? ... Opino que esta interrogación tiene bastante más alcance que el que se vislumbra a primera vista. Porque hay mucha gente, de esa que vive sujeta a un sueldo, que no merece ni la tercera. parte de lo que percibe. Existen personas con una habilidad extraordinaria para pasar las horas de trabajo o de oficina desarrollando una actividad poco menos que nula.. Y así hay asuntos cuya tramitación se eterniza, porque todo el mundo vaguea lo más que puede; impresión de libros que no se acaba nunca; edificios, cuya construcción se ha previsto en un término máximo de seis meses, que luego resultan ser doce, porque los albañiles opi– nan que la línea vertical es más elegante que la curva y el azul del cielo cansa menos que el rojo de los ladrillos .. No está mal que se eleve la condición de las clases trabajadoras. No está mal que el Gobierno Aramburu se pre– ocupara de la suerte de las criadas. Pero también estará bien que los criados y las criadas, y todos los que trabajan, se esfuercen en merecer lo que perciben, antes de reclama~· un aumento, porque me parece que tiene vigencia la pre– gunta: ¿Existe nivelación entre el salario que perciben y el trabajo que desarrollan? ... "El que no trabaje, que no coma." Y si uno que no trabaja no merece la comida, menos tendrá derecho a exigir un aumento en sus ingresos. Pero-y orientando nuestro pensar hacia otro campo-– hay aquí otro tema interesante. No sólo es importante afir– mar que debe existir una equitativa igualdad entre trabajo y salario. Precedentemente a ésa, debemos recordar esta verdad elemental: el trabajo, en sí, es columna imprescin– dible de todo éxito. ¿Que esto es una perogrullada? Bueno, sí; ¡ pero hay tantas perogrulladas que no se acaban de comprender nunca! El oficinista, el médico, el albañil, el abogado, todos esos hombres que se afanan en la vida, ¿pensarán que lo decisivo es el trabajo? ... Lector amigo: no discutamos. Siga usted leyendo hasta el fin, y cuando haya terminado piense un momento en lo que seguida– mente escribo.

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