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ll!.TOS. COLU;i(l habitantes habituales de nuestra ciudad que, sin ser per– sonajes importantes, en un momento determinado afloran a un primer plano de actualidad en la capital. Las mujeres no pueden quejarse de José Manuel Carril; el hombre se porta bien con ellas. José Manuel Carril, cons– ciente de la vanidad femenina, da a las mujeres frecuentes oportunidades de brillar en su sección... ¿Usted, por ca– sualidad, ha lP~u.u aigc;.na vez la sección de Diario Regional, Hoy?. Es maravillosa, si usted sabe leer entre líneas ... ¡ Qué preocupaciones las de esas "reinas" de no sé qué fiestas! ... ¡ Qué preocupaciones las de esas artistas de no sé qué obras! ... Uno se queda pasmado. ¿Será posible que no den para más? ... Claro que aquí queda el consuelo de pensa, que las jovencitas ésas no son del todo sinceras con Carril. Pero eso es un consuelo parcial, porque luego viene la vida a decirnos que las eosas son así. .. ; luego viene la vida a clecirnm; que Carmen Martin Gaite, en Entre visillos, ha descrito a las jóvenes ele hoy tal como son ... Y, no obstante, uno sigue pensando que también esas mujeres- esas jóvenes que vemos por la calle-, las de En– tre visillos, son hijas ele Dios, y quizá templos de El por la gracia. Uno piensa eso ... , pero ellas, ¿ellas también lo pen– sarán alguna vez? ...

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