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8 SUCEDIÓ EN LA TIERRA tica, una experiencia apostólica vivida por el autor. La anécdota, como diría Eugenio d'Ors, se eleva a categoria, y con unas mimbres de lo cotidiano se hacen cestos ·1e trascendencia. Problemas de nuestro tiempo-la prensa, la radio, la tele– visión-, y problemas de siempre, ajustados a nuestra hora: las madres, los padres, los esposos, los hijos, los pueblos, las ciudades ... Todo esto encontrarás, lector, en estos "ensayos breves de vida humana", agrupados bajo el título: Sucedió en la Tierra. El autor, que sabe ver, sabe contar y sabe señalar cami– nos limpios, no iluminados por las luces decadentes y supe– radas de lo que pudiéramos llamar el celuloide rancio, sina por la luz evangélica, que siempre está de actualidad y que siempre tiene fuerza para empenachar nuestra vida de la mejor alegria, que no puede ser otra que la que se deriva de una conciencia limpia. El estilo del padre Miguel de Pesquera es de una. belleza sobria y equilibrada. Las palabras se ciñen a la onda del pensamiento, sin concesiones a la sensibleria ni a la mala retórica. ¿Libro divertido? Pues si. ¿Cómo no va a ser di– vertido un libro alegre? No confundamos la verdadera di– versión, en la que fluye la alegría, con la diversión de los tontos o de los distraídos, en la que fluye el atolondramiento. Entre tantos libros cuya lectura nos deja el alma seca, vacía o, lo que es peor, tiznada de mugre, el libro del padre Miguel de Pesquera es como una bebida de buen conforte. El lector, después de la lectura de este libro, se sentirá re– confortado. O acaso noblemente desasosegado, que puede ser iina forma de empezar a estar tranquilo. FRANCISCO JAVIER MARTÍN ABRIL.

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