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sobre cuantas han sido, son y serán queridas almas de este país, tu candelabro puesto a tus pies en las noches votivas. ¡ Que la sal católica espumee en los recientes labios, el tenue bofetón episcoi->al acaricie las mejillas, y Cristo Pan estrene sagrarios en estos cuerpos, y José Mary y Mary Bego se quieran, y absuelva Don Pedro las sucias monotonías humanas con la inteligente misericordia de Cristo, y siembre en las humanidades sacerdotales y religiosas que esta tierra distribuye al mundo, votos y sacramentos el Espíritu Santo! Cuando vengan amores y la vida camine, y, al fin, anhelantes de quietud y de extrema y santa unción, yazgan arrítmicos nuestros cuerpos y el alma indescriptible llore o triunfe, ¡ acógenos, Señora, celeste Amachu nuestra, v dándonos la mano haz que pasemos, de tu brazo, el puente! -91 -