BCCCAP00000000000000000000551

Teníamos un tilo ahí en el Arenal. No era ni chiquito, ni grande, ni famoso : sin historia y sin leyes : pura espontaneidad. Era sólo gracioso, cotidiano y sentimental, como el corazón bilbaíno con su poco de vino : fuerte y serio por fuera ; por dentro, caramelo y cristal. Savia sencillamente, y ¡ a crecer, florecer y pimpollear! Si el otoño viniera, el olvido y los reumas todo lo curan. Teníamos un tilo ahí en el Arenal. Lo respetaban los perros, los moscorras y el urbanismo. Sólo Unamuno, Eguileor y Basterra le colgaban lianas de filosofías y razones. Y así pasaba por hermoso y célebre : ¡ lo que a él le importaba !, lo que la flauta del pobre Jodra. Pero era todo un tilo, como una basílica o una casa naviera. Teníamos un tilo ahí en el Arenal. Como Voltaire, era ilustrado, y revolucionario por conservador como Zumalacárregui. E insisto, lo respetaban - 64 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz