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con abrazo, no de naturaleza, sino de civilización. Si además se tiene, como tú, Bilbao, un puente y un Arenal, arco y jardín, do11de pasa y florece la vida, t'.utonces hay que cantar a los puentes como se canta a la madre. Arenal bilbaíno, corazón y pecho generosos y muñecas con ajorcas de mi ciudad, me basta abrir los ojos y mirarte para justificar mi vida, y llevármela por ahí luego, rota de fuerza y de amor en pleamar. He ahí la ría, el puente y la iglesia ; el quiosco de la música y el nidal de palomas ; la plaza y el jardín ; la sociedad bilbaína, el hotel y el restarán ; los cafés y sus terrazas ; los trenes, los tranvías y el trolebús ; ias boinas y el tedio de los jubilados ; los guantes militares de un día de gala ; el teatro y los carteles de toros, con sus taquillas, que huelen a agosto y a habano de la semana grande, que a todos da respeto ; la parada de taxis y el cabotaje multicolor ----¿ quién no _ama las grímpolas de estas naves matriculadas en todo el litoral del mundo?-; - 37 -