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La gracia alejandrina de c1preses Y rosas aureola sus reflejos angélicos. Su cabello es metal de Florencia, y su encanto es París. Es exótico ; más su exótica planta no es hermana del alegre pino del Norte ni de la áspera palma del Sur. Es familiar y cotidiano como el hálito que esponja tu propio cuerpo, lector. Y sonríe y se duerme. El que quiera una de las Horas de Grecia o un pensamiento bruñido de Fray Luis hecho línea, qu:: se venga a este puente y pregunte por mi grumete de oro, que se sonríe y se duerme. MUSICA DEL GRUlvIETE DE ORO Suele pedir: «Capitán, explica cómo soy.» No es ningún dios pagano e inmortal. Sabe que sus músculos y cutis son efímeros e ilusión de cruces mortuorias. Basta llevarlo a un instituto de belleza : te lo devuelven tal que moldeado por Cellini o en su claro de luna lo bañase Debussy. Es igual : es un honesto desafío a lo perfecto - 22 -