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Andra Mari, celeste madrina que mi blanco bautizo miró, sedujiste a las cien mariposas que la inerme niñez persiguió de Bolueta a Santuchu y, al querer con mis manos cogerlas, tu mano, tu mano me asió. Sólo pido me des unas plumas de tu nido de amor y calientes mi cuerpo difunto, cuando el alma lo deje por Dios, pues tu tierra, Begoña, es más leve que del ave el materno plumón. A LOS QUE PASAN POR LOS PUENTES Me quedan todavía siete puentes, además de recuerdos y esperanzas. De Achuri a Portugalete la marinería canta : «Siete puentes de mi villa, siete puentes y mil barcas. Bilbao, chirene y enamorado, por la ría se nos marcha y cambia sus siete puentes por el puente de una lancha. Vestido de marinero, ¿ dónde se irá por el Abra?» -16-