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¿Estabas tú allí cuando crucificaron a mi Señor? ¿Estabas tú allí cuando le hirieron el costado? ¿Estabas tú allí cuando le hirieron el costado? ¡Oh! a veces eso me hace temblar, temblar. ¿Estabas tú allí cuando le hirieron el costado? Reiteradamente repite la misma pregunta recordando dramáticamente: ¿Estabas tú allí cuando el sol no quiso brillar? ¿Estabas tú allí cuando lo pusieron en el sepulcro? ¿Estabas tú allí cuando se levantó de entre los muertos? ¿Estabas tú allí cuando subió al cielo? Un crescendo sobrecogedor alarga y acelera a la vez el proceso de crucifixión, resurrección y ascensión en el que vibra la fe de los fieles cris– tianos de color en la inmortalidad de Cristo y en la propia. No se ha ponderado suficientemente lo mucho que la piedad de los hombres y mu– jeres de color ha logrado matizar, penetrar y hasta personificar la religiosidad yanqui, a plena conciencia y gusto de los americanos y sus in– fluenciados de toda la tierra. El valor y la prestancia de esta influencia son solo comparable a la ejercida por la referida personalidad ética en la representación, la música, el ritmo y la canción universalmente americanos. LA TRAPA DE NUESTRA SEÑORA DE GETSEMANI: «OUR LADY OF GETSEMANI»: KENTUCKY Coincidiendo con el interés por formas religiosas orientales, se ha pro– ducido el movimiento occidental yanqui, místico. Se multiplican las organizaciones para la oración y la meditación y se recuerdan expresamente los grandes místicos castellanos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, a la vez que se resaltan las diferencias entre la mística oriental y la oc– cidental. La primera tiende a provocar la unión del individuo con el univer– so, hasta llegar al éxtasis, la no percepción de tiempo y espacio, y el vacío de sí mismo. Mientras que la disciplina y práctica occidentales enfocan la tradición cristiana, en primer término, el ejemplo de Cristo, y el empleo de los métodos de oración y meditación. El silencio, la vida interior, la concen– tración y, en definitiva, la intensificación de las relaciones con Dios son los fines propuestos y deseables. Los varios libros del monje trapense Thomas Merton, su dedicación, su profesión y calidad literaria se viven en el ambiente piadoso y culto de la sociedad americana. El Abad Primado de los Benedictinos resaltaba que 754

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