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Orleans. Más ta::de llegó al Cardenalato, y en el año 1981 sigue siendo Arzobispo de Chicago. FESTIVAL «ACADIANO» Hace más de 200 años, la historia o leyenda sigue. Una muchacha Aca– diana, Emmaline Labiche, se detuvo aquí, en Nueva Orleans, en busca de su amado Louis Arceneaux, de quien se veía separada después de su expulsión de su tierra patria de Canadá. Esta es la razón por la cual se instituyó el Festival Internacional Acadiano, cuya celebración desde cerca de veinte años se celebra en esta comunidad cerca del río Mississippi y el Bayou Pla– quemine. Usando el nombre que Henry Wadsworth Longfellow inmortalizó, la reina de este festival es «Evangelina» reviviendo el atractivo de la muchacha Acadiana en las jóvenes 240 años después. Esta reina provisional podría ser también el símbolo, renovado cada año, tanto de Evangelina como de la «doncella de Nueva Orleans». Su reinado suele empezar «entre la sombra arrebolada y la primera luz del amanecern como aquella otra que arrivó en canoa, entre un desfile de embarcaciones de la época, la otra Emmaline buscando libertad religiosa y libertad, como lo hicieron sus compatriotas los Acadinos, viniendo de la Acadia, en ia Nueva al catolicismo francés e hispano de Nueva Orleans. Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882) se cuenta entre los llamados «parlors poets» por su relación y amplia influencia religiosa con su temática y personajes de ficción,. como «Evangelina», profundamente líricos y espirituales. También se le incluye, aunque protestante, en el campo del roman– ticismo y el espíritu católico, con perspectiva de los movimientos de Oxford y Cambridge. Sus actitudes promovieron y despertaron las nostalgias por la tradición católica hasta suscitar movimientos intelectuales y cambios en el gusto popular. En realidad, ni en Europa ni en Estados Unidos -Nueva Orleans- ha dejado de existir y actuar el espíritu medioeval y primitivo de la cristiandad, siempre creciente y exhibido, sentido en toda confesión reformista y fundamentalista, además del interés histórico a lo Mon– talembert en Francia, incluícto el redescubrimiento del monasterismo, -Getsemaní, Trapa- el reviva! de lo Gótico hasta en sus campos y modestas iglesias, y, como en Newman, los estudios de los santos medioevales ingleses e irlandeses, en el significado y entendimiento de la historia y del dogma, del idealismo filosófico, escolástico y el «recrudeci– miento» -tan yanqui- del misticismo, que puede decirse en cierta mínima patte fue ingrediente del hippismo de las décadas próximas y casi actuales. El mismo Longfellow fue opuesto al calvinismo y escribió un ciclo de tres dramas poéticos -¿autos sacramentales?- «Christus, A Mistery», completado en 1872, en los cuales no solamente ponía de manifiesto cuán 734

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