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conciencia de Dios. Michael Novak, escribía en el «Boston Herald American»: Es difícil entender como un momento de oración en las escuelas puede dañ.ar el pluralismo de la República. De hecho, el Presidente Carter y Sadat con el Primer Ministro Beguin pueden orar en público en la Casa Blanca y mostrarse así en la pequeñ.a pantalla sin violar la constitución. Resulta algo extrañ.o que el rezar en la escuela perjudique a los niños. UNIVERSIDADES: TULENE Y LOYOLA Pocas cosas puede haber más reflexivas, deleitosas y, a la postre, sosegantes como meramente transitar por el «campus», claustros, aulas, estadios, bibliotecas y capillas de las diferentes piedades, inspiracionales y libres de la universidad norteamericana, como por ejemplo esta universidad «Tulene», entre un río, un campo de golf y la torre ignaciana de la otra universidad «Loyola», ambas juntas a la vera del tintineo del superviviente tranvía de Saint Charles y el amplio abrazo de los generosos árboles del Sur. El ir y venir de sus juventudes es una armonía vívida e intelectual, y sobre todo sensibilizada de ideas, sueños y posturas ya tomadas: imagen de la decisión. Con el periodista Max Lerner, podemos pensar y captar aquello que el silencio, el movimiento y la agitación de la universidad sugieren en profun– didad de una vida, «carrera humana», pues la universidad, tanto como multiplicar y expedir los conocimientos y las nociones, lo que válidamente ejerce es la profunidad del hecho de vivir, nosotros y lo que nos rodea. «La universidad que vi otra vez, después de 45 años, fue descrita por su capellán como «impregnada del pasado y destrozada por el presente». Destrozada por el presente, sí, por un presente tempestuoso y violento, por– que a pesar del ritual y la ostentación sobrevivientes, pocas universidades norteamericanas pueden afirmar que están arraigadas en el pasado. Su triunfo es sobrevivir». Parte de la capacidad de Kingman Brewster, como rector de la de Yale, ha sido su precaria habilidad para adaptarse al torbellino de nuestros tiem– pos y el torbellino ha sido delimitado por varias fuerzas descritas como revolución, Vietnam y Camboya, Panteras Negras, el reclutamiento, huelgas estudiantiles, contracultura y disturbios entre las generaciones. En Yale como en todas las demás universidades, un número de los que recibían diplomas que se negaron a lucir toda la toga y birrete, en parte para canalizar el dinero que eso costaba hacía un uso significativo, en parte como un símbolo de rebelión. Hubo unos cuantos saludos con el puño cerrado en la plataforma y alguna tensión cuando se anunciaron las graduaciones en el curso de entrenamiento para oficiales de la reserva. Pero, claramente, la 729

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