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el folleto lleva el título de «Satán trae la felicidad». Es un ofrecimiento cáustico y demoledor, cruenta ironía; muy dentro del estilo misional ante la frivolidad: No permitas que nadie bromee contigo. Tú puedes ser feliz con Satán. Pero necesitas reconcentrarte. Olvida los Diez Mandamientos. Con Satán, como Dios tuyo, esos mandamientos no se aplican. Puedes matar, robar, cometer adulterio, mentir, jurar, envidiar e ignorar a tus padres. Olvida a los custodios de la ley. Ignora a los policías, desprécialos, y escúpelos. Tírales botellas. Con Satán como pro– tector tuyo, no necesitas policías. Olvida las leyes de tráfico. Atraviésate en los cruces. Sáltate las luces rojas. No respetes el «prohibida la entrada» ni las señ.ales de dirección única. Satán es ahora tu dios. Se opone a toda restricción. Olvida la salud. Exprésate íntegramente. Vive rápido e inten– samente. Quita el precinto de un paquete. Fuma varios paquetes al día. Sacude la píldora. Destapona un frasco. Viaja en LSD. No duermas. Agítate siempre. Satán promueve el vivir ágil, in– quieto, vivo. Olvídate de Amigos y de la Familia. Trae a tu mu– jer, hermanas, hijas a Bourbon Street. Haz «streptease» delante de ellos. Después de los shows, véndelas como prostitutas. Después de todo esto, si alguien no se ha llevado a tu mujer, hi– jas y hermanas tú no podrás divertirte con las demás bellas. En el folleto, un dibujo muestra un borracho, adherido como yedra a un farol. El capellán, a su luz también, lee impasible su libro misionero. Prosigue su prédica: 718 «Olvídate del Calvario. Ignora que Dios te ama y que ha en– tregado a su propio Hijo al mundo para condenarte, pero que tú por medio de él, de este Hijo, puedes salvarte. Además: No mueras, porque te vas a ir al infierno. El salario del pecado es la muerte. Tú eres precisamente un latido delpalpitar del in– fierno.- ¡Ten cuidado! No arruines tu cuerpo, pues las enfermedades venéreas, el cáncer de pulmón, el alcoholismo y las drogas son difíciles de curar. No gastes a lo loco tirando el dinero, pues Satán puede hacerte feliz mientras tu cartera está llena para gastar. No abuses de tu buen sueldo, pues la firma de Satán puede descalificarte. No grites pi– diendo auxilio; porque Satán no tiene tiempo de ayudar a sus víctimas locas».

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