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La más encantadora belleza terrena y celestial, maravillosamente, Jesús, se encuentra en ti. Nadie me puede ser más íntimo, ni más hermoso y querido que tú, mi Salvador, lo eres para mí. Es expresión muy extendida, ecuménica, pudiéramos decir, en la religiosidad norteamericana, hablar de «el encuentro con Dios». Yo tengo un encuentro con Dios! en este día bendito de descanso. Voy a su amada casa, y me encuentro con otros que viven esta misma búsqueda. Nuestra presencia llena el lugar santo, nuestras ojos espirituales contemplan el resplandor del rostro de nuestro Padre ... ¿ Cómo podría ser mi fe verdadera si no buscara siempre este encuentro? (Anónimo) Al fin y al cabo, tal es el acto personal, más íntimo cultual, como en– cuentro, «cita» cordial y mística con Dios y con sus hijos-hermanos, donde florece el júbilo del amor y de la belleza, es decir: la Eucaristía. 705

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