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mortales y adorados Redwoods. Cráter Lake, cráteres en Oregón, Terra In– firma, tierras volcánicas, paraísos flotantes y móviles de infiernos ajar– dinados, sofisticados para soíiadores de lunas purificantes. Y la inscripción en el Monumento de la Roca de Plymouth: «Los peregrinos nos legaron para siempre la libertad de adorar a Dios «in his own way». Sobre sitios, metáforas, horizontes y mundos interiores se levanta un espíritu sonoro de intimidad, placer, puro bienestar es el campaneo de la libertad. Canta Georgia a los antiguos esclavos y a los hijos de los propietarios de los esclavos hasta contemplarlos hoy, y cada día más, juntos en torno a la mesa de la fraternidad. Van llegando los días en que los «hijos de Dios» cantan con la misma intensidad el nuevo significado. Tú eres mi tierra, mi país, dulce patria de libertad. Te canto, donde fallecieron mis padres. Tierra del orgullo de los peregrinos, donde ya somos todos altivos y enamorados pioneros peregrinos. En cada cumbre, sonido de campanas. Para que la belleza y la pulcritud de estas tierras, y su orden variado sean fortaleza, campanea la libertad desde las colinas de New Hampshire, y de las montafias de New York. Campanee la libertad desde las alturas de los Alleghenies de Pennsylvania. ¡Campanee la libertad en las lomas, y ribazos del Mississippi y en las agujas, torres y espadaíias de los templos de cualquier villa y aldea, de toda urbe y estado y entonces seremos capaces de eternizar el día en que todos los hijos de Dios, negros y blancos, Judíos y gentiles, Protestantes y Católicos juntaremos las manos y cantaremos las palabras del antiguo espiritual: ¡Libres al fin! ¡Gracias Dios Todopoderoso, somos libres al fin! Nuestro país trasciende piedad y libertad! Un trozo de tela ondeará en el aire con al brisa y será un estandarte de vida, con sus pliegues resonando al viento: y todo será rojo, blanco y azul. No habrá pieza de tela a ella semejante. Porque envuelves tu vida en ella, y la comida y la mesa, y los ratos de tiempo con tu familia, y cuantas ideas y cosas aprenden vuestros nifios y nifias, y los extrafios y admirables pensa– mientos que recibes en tus domingos en la iglesia, las estrellas de tal bandera te hacen sentirte libre como ellas en el espacio inmenso, oo la noche profun– da. Es el símbolo en tu alma y la decisión de libertad, de honestidad y honor de perspectivas y empresas para venturas: ese trozo de luz y caricia equivale 696

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