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desde muchos lados. Esperanza. Esta es la virtud y la flor que cortada, rebrota siempre. «Cut down sprout again» Lo malo de las virtudes -y quizá de las flores- es que se recuerdan o se echan muy de menos en la ausencia, bien sea por la distancia o por el tiempo. Entonces el sentimiento de cierta placidez nostálgica se convierte en melancolía, a veces en tristeza, restentimiento, decepción y desventura. Así ocurre con los espíritus de los individuos y de las naciones. Se añoran tanto, que pesan y duelen. Adiós esperanza renqueante. Sloane confiesa, que al publicar su libro sobre los referidos «espíritus» del 76, añadió el ruego de que se le comunicasen las reacciones que su lectura causara. Alguien le con– testó: Es una obra interesante e incluso entusiasmadora. Pero es triste en sus implicaciones. No deja mucho espacio a la esperanza. El escritor replicó que quedaba «agradecido al comentario porque... tenía razón». Y se consideró en la urgencia de añadir la posdata al libro sobre la esperanza, como espíritu de América. Y clarifica: 668 Un espíritu de América, el undécimo, que afortunadamente no se ha desvanecido de la escena, es el espíritu de la esperanza. Supongo que hay y ha habido pesimismo en mi nostalgia y a semejanza de Benjamín Franklin he razonado así: «Vive en la esperanza del árbol. Si lo cortan, éste rebrotará de nuevo» (Job, X, 14, 9). «El que vive solo en la esperanza morirá pronto». Pero he encontrado una lógica más permanente en la Biblia: «Hay esperanza en un árbol, si se corta, él rebrotará de nuevo otra vez. (Job, X, 14, 9). Después de todo, el espíritu que no tiene muerte y los espíritus de América pueden aún brotar, renovarse alguna vez en alguna parte. Una vez que tú los has conocido, hasta en la leve voz que llega de muy lejos, seguro que durarán bajo el pesado bombardeo del cambio moderno. Quizá la polución de la abundancia o afluencia, la congestión, el dinero, la falta de propósito -ideales concretos y definidos-, que en los doscientos años anteriores han funcionado y man– chado quizá la máquina nacional, necesitan filtros. Los jóvenes tienen filtros nuevos, limpios, fuertes que pueden tamizar y separar lo bueno de la malo rápidamente, antes de que nosotros los viejos dejemos de amonestar. En la juventud está la esperan-

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