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«a la púrpurea majestad de colinas y campos on– deantes de mieses». Hay algo más que eso que es «el significado de que uno ama el aire y la luz interiores en los que la libertad vive y de los que el hombre extrae el aliento del auto-respeto de su dignidad personal». (Adlai Stevenson) Trabajo. El trabajo no era castigo para los americanos de siempre. Merecieron el título que ostentan de «glotones del trabajo y fanáticos del sudor». El trabajo es acción, competición, premio y dinero: reward and cash ... Pero lo más interesante: es la alegría de acabar y rematar bien algo: el «finis coronat opus». El redondear cualquier utensilo, empresa, invento, propósito, viaje, ensuefio. El retiro es «inhumano». Urge un reajuste del trabajar en cualquier tiempo, a su manera. La fatiga laboral, pagada o no, es almohada espléndida. El trabajo bien hecho, acabado, rigor especial del obrero trabajador yanqui, con emulación y superación, sin excluir extras. Suele bastar una mejor razón: la afición y el efecto de la labor y del entretenimiento y fantasía. «trabaja, cuanto más duro tu trabajo, menos te librarás de la recompensa, más seguro tu premio». Frugalidad. Mas bien entendida como aprovechamiento, de cosas del rastro, reciclaje y bricolage. En cuanto a la sobriedad no es especialmente el fuerte del yanqui. Es como en todo, desmesurado y enorme en medida total. lo más del mundo. Acción de Gracias: (gratitud: thankfulness). Esta condición de gratitud tan noble y bella, se desborda en la celebración del Día de Acción de Gracias a Dios, a los hombres y a la tierra suya. En sus principios, más que día de diversión y fiesta -cosa que los colonos pioneros hubieran considerado, profanación y blasfemia- eran tiempo y recogimiento sagrado -«with more fasting than feasting». Un diccionario antiguo definía al Día de Ac– ción de Gracias como un Holy Day - Día santo dedicado a serv1c10s religiosos: a la celebración de la bondad y misericordia divinas. Más tarde, 1815, declararon expresamente prohibidos los servicios del trabajo y los de recreación en los días de ayuno y de acción de gracias. La gratitud divina vino a unirse a la comida y bebida en la buena mesa. Los pioneros americanos fueron ricos en el espiritu de gratitud. Cuan– do el «May Flowern echó el ancla en Plymouth, los primeros pasos fueron para caer de rodillas en la orilla con una plegaria de gracias. Era un modo 660

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