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edificios mastodónticos logran mostrarse gráciles tanto entre la niebla como en la noche eléctrica de sus ventanales iluminados. Levantan comparaciones con Pirámides, Coliseos y Arcos de Triunfo. Son vértices y plataformas como para contemplar a la humanidad desde un punto de meditación y de vista, como si uno fuera un dios olímpico, un ángel de espadaña o Moisés en el Sinaí, o, mejor, un artista ante las vidrieras de la Santa Capilla de París. No se oyen auténticas campanas. Pero los modernos carillones, como dice el eslogan, «extienden la voz de la iglesia.» En pequeñas y grises capillas, las imagenes de la Virgen y el Niño sonríen, piensan, aman y con– templan, a través de ventanales plomados, los enigmas de las gentes, los enormes amontonamientos de hormigón armado, aluminio y cristal, y las incontables casas y calles de ira y de amores furiosos. ¿Qué pueden significar aquí las invitaciones a una vocación religiosa? Tanto o más que en cualquier otra parte. De hecho las sugerencias planean como hojas de otoño. Los medios de comunicación esparcen cataratas de anuncios, pro– paganda y recomendaciones para conventos, iglesias, parroquias y en– tidades religiosas, así como de compañías aseguradoras debidamente garan– tizadas y acreditadas; ornamentos, vestuario y viviendas eclesiásicas, imagi– nería, librerías y encuadernaciones, artes de imprenta, sellos, cartas y tar– jetas; proveedores de vino ritual, sastrerías del clero, equipajes, utensilios de confortabilidad y decoro para ministros, servidores y operarios de los centros religiosos; propaganda modelo para divulgación y desarrollo de vocaciones sacerdotales y religiosas; lámparas diversas, ya algunas elec– trónicas, muebles de rectorías. «El precio no es el criterio; lo es el buen gusto.» Sistemas electrónicos de seguridad en iglesias y tabernáculos. Mon– taje moderno de colegios y escuelas: cursos de religión por correspondencia para «niños que no pueden ir a la escuela parroquial,)) y para conversos; placas de conmemoración y de homenajes; folletos sobre tanta cuestión con el criterio católico «desde la bebida hasta las enciclicas;» escuelas de música litúrgica; clubs de conferencias religiosas interraciales durante los desayunos o almuerzos. «Se necesita sacerdote joven, secular, sacrificado, valiente; vigor físico para actuar entre trabajadores en Korea, con permiso de sus superiores.» Para sacerdote que desea lo mejor: cuellos clericales. «Una buena manera de ayudar a la caridad y recibir un interés razonable.» Missa Maria/is, en una cuarta parte alternando con el pueblo, por Richar Ginder. Misa varonil fácilmente interpretable. Ideal para seminarios y otras comunidades de hombres. «Para los que echan de menos la lavandera, basta agua y jabón en ciertos sitios de misiones.» La vida de los santos alter– na el drama con la oración. Es el único rosario en el mundo cuyas cuentas tienen agua. Elija el color de las cuentas y llene este cupón. La moral de vuestros hijos en el servicio militar. No todo es limpio en los cuarteles. Siete señales de peligro en el matrimonio: dificultad en la comunicación; beber con exceso; deficiencias en la expresión del afecto; fallos en la respon– sabilidad; manía de echarse las faltas en cara; inhabilidad para divertirse en 64

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