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que encara la sensibilidad religiosa en los EE.UU . se define por algo parecido a un Jingoísmo (Patrioteria) (expresión de la gente que encuentra su contorno «congenia!» en todos los respectos y que no quiere que se atempere ni se transforme). Cuantos han deseado proteger la fe desde América por «la sobrenaturaleza», más tarde se encuentran convertidos en fanáticamente afirmadores de América. CULTURA Y «POLJTICA» A propósito de las primeras gestiones de Reagan inmediatas a su elec– ción, el comentarista Thomas Molvar recordaba otra elección, en aparien– cia de signo contrario o diferente, de John Kennedy, republicano el primero y demócrata el segundo. Y hace notar que ambos fueron productos de la politica, la cual excluye en los Estados Unidos toda consideración cultural. La gente que sigue a cualquiera de ellos no espera por parte de ninguno de los dos sino resultados tan prosaicos como la disminución de los impuestos, una economia mejor dirigida, una desburocra.tización del Gobierno, y en último lugar, la recuperación del «prestigio y del poder» americanos frente al poderio soviético. El caso es que conceptos y términos tan esenciales y determinativos en Europa, como Tradición y progreso, liderazgo y politica, honradez y caci– quismo, derecha e izquierda, republicano y demócrata, liberal y laborista, proletario y burgués, capitalismo y socialismo no tienen significación idén– tica mas que meramente coloquial y de concesión a lo ajeno. Hay que acep– tarlos e interpretarlos en cada caso, aunque tampoco se debe suponer que siempre disientan, como puede advertirse en las observaciones siguientes. Reagan no es el producto directo de una nueva actitud hacia la «cultura», pero su instalación en la Casa Blanca se debe en gran parte a la acción de los intelectuales de derechas. El progresismo detentaba poder cultural desde hace medio siglo (época de Roosevelt), con consecuencias desastrosas para la degradación de la cultura, el nivel catastrófico alcan– zado por los estudios en los colegios y universidades y sobre la moralidad pública: drogas, permisividad, vulgaridad, demagogia. Eso es lo que ahora empieza a estar en decadencia. Pero también la perspectiva de que no hay alternativa, pues la izquier– da, la izquierda cultural, se está suicidando, se está hundiendo en la por– nografía o en el radicalismo exacerbado. «DEGRADACION» DE LA «IZQUIERDA» En este pais sólo cuentan la novedad y el éxito; intelectualmente el reaganismo equivale a nuevo economismo. Todos reconocen, de una parte y de otra, que el movimiento conservador forma un bloque -el de los guar- 653

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