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Unitarios y los Universa/islas, sin doctrinas muy precisas y también con sus variantes más o menos conservadores y progresistas. Los creyentes en !aje democrática y su potencial sin limite para elevar el nivel de vida para hacer un mundo mejor y más feliz. Este ideal es como «la voluntad de Dios», o, si se quiere «la Ley de la Naturaleza». Así la democracia se convierte en objeto de una devoción cuasi religiosa. En política los hay ultras, como el grupo de «John Birch Society», según el cual «los símbolos americanos han de contemplarse con un sentido de sublimidad y con un ritual semireligioso» y, caso particular: no cifran el ideal en la sociedad americana, sino en las personas o individuos autónomos que se libran de los efectos corrosivos y enervadores de los contratos sociales y la barahunda comunitaria. Actitud generar Los fines y función de la religión se expresan en estas dos dimensiones: Primera: El destino y misión de la religión en América es transformar el contorno en un ideal supremo parecido al Reino de Dios, y Segunda: Rescatar al pueblo de su medio o ambiente, en razón del cielo en último término y, de inmediato, para la vida del culto. Ahora bien: «Hoy por hoy, el protestantismo merece atención por su prioridad y predominio en la mayor parte de las áreas de los Estados Unidos». Para el entendimiento de la historia relogiosa reciente Americana es imprescindible centrarse en el Protestantismo: forma espiritual de los «americanos», los primeros mantenedores y fundadores de la «más pura cristiandad europea», no para destruirla, sino purificarla y reformarla. «Nunca hubo una generación que tan perfectamente se sacudiese el polvo de Babilonia (Europa) como la primera generación de los primeros cristianos que vinieron a esta tierra por causa del Evangelio». El gobernador William Bradford recordaba a su generación: -«Nuestros Padres fueron Ingleses». Pero en la línea de la tradición, de Nueva Inglaterra, Cotton Mather, comienza su libro de Historia: «Escribo las maravillas de la Religión Cristiana, huyendo de la depravación de Europa a la «American Strand». Pensaban haber llegado a la «vastedad virginal», o a «Zion», la ciudad 649