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Habrá que decir que amba son de «cada hoy», de cada estación, «for season». Thomas Molnar recientemente (julio 1981) nos señalaba indicios de esta condición sustancial de la religión cívica americana en la actual coyun– tura de Reagan, conservador, en temas políticos, económicos y capitalistas, como en la ética y principios de la religión, motores «de la superioridad de la experiencia americana». No olvidemos que, en América, la buena gestión de los negocios significa toda una gama de virtudes que comprende la sobriedad puritana, las cualidades de un buen padre de familia, respon– sabilidad. A los ojos de los americanos, el «horno economicus» es, esen– cialmente, un hombre virtuoso, garante de la permanencia de la «American way of life». Las actitudes familiares, el buen humor, la desenvoltura de Reagan reafirman a la mayoría en el sentido de que el Gobierno está en buenas manos. Sin embargo, hay que repetirlo, Reagan no representa, a la cabeza de su país, un cambio radical; puede que ni incluso un cambio notable. Con él o sin él, con o sin la «derecha en el poder» (expresión ésta muy exagerada), América es progresista. La única diferencia a este respecto entre derecha e izquierda es ésta: para la derecha, el progresismo tiene un barniz vagamente religioso, según el cual Dios está ahí para garantizar el capitalismo y la democracia constitucional; para la izquierda, el progresismo tiene un barniz vagamente moral, por el que los derechos del hombre y del espíritu mi– sionero garantizan la superioridad de la «experiencia» americana sobre todos los demás pueblos y sobre toda la Historia. Las dos concepciones están muy próximas, lo que asegura la existencia de un consenso y con– stituye el fundamento de la política bipartidista en las cosas verdaderamente importantes. CASOS PECULIARES Religión muy organizada, bien representada y eficiente en América es el judaísmo. Los judíos se mantienen solidarios entre sí por su vida hereditaria en gheto, que ahora es élite; y por la misma sospecha hostil de alguna parte de los cristianos. Ahora, sin embargo, por predominar mayoritariamente la actitud ecuménica, su participación es más generosa. Es típico del judío actual ver la religión como mesianismo transformador de la sociedad. Así se manifiestan con sus intervenciones públicas en las sinagogas, medios de comunicación social, en las artes, las ciencias, la literatura y la plegaria. El contorno y el aislacionismo, mental y práctico, les sirve para definirse e identificarse, y culminar su identidad en la vida ritual y familiar. Otras actitudes no denominacionales, ni «culturales», entre otras muchas, merecen mencionarse por su significación. Los humanistas secularizados o simplemente «humanistas» como los 648
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