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¡ Salve, Dolor, Salve, Angustia! «Consolatrix aflictorum». Quinta Palabra. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». (Juan 19:28) Sencillamente agua, agua. La necesita Dios para su sed de hombre en su agonía. Lo saben los enfebrecidos. los recién operados, los trabajadores del campo y del metal, los cansados y los peregrinos: sus hermanos los seres humanos, los agonizantes y los apasionados. Necesidad, espejismo y sueño del agua. El agua del rocío que contempló de niño en las flores que cultivaba su madre o el santo campo. El agua de la lluvia y del arroyo, el agua del Dios Padre que es bueno y en la que es el Espíritu mejor. El agua de la frente o del pozo que traía su madre y la ponía en el vasar del hogar. El agua del taller de su padre José donde El, laborando por años se templaban los sudores de los dos artesanos. El agua de la nieve del Tabor que dio fulgor a sus vestiduras y a la túnica que le tejió su madre, de una pieza. El agua del Jordán sueño desde el Calvario. El agua del pozo de la Samaritana y la que El le ofrecía, viva y eterna. Agua preciosa, casta y humilde, como del Hermano Sol y el Hermano Francisco y la Hermana Luna en su Cántico de las criaturas. 635
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