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Doquiera es Navidad, Navidad en la tierra de la higuera y el pino; navidad en la tierra de la palma y la vid; navidad en la nieve solemne y blanca de los picachos, navidad donde los maizales aparecen soleados y brillantes. Doquiera Navidad esta noche, porque ha venido Cristo Dueño de todo: Ningún palacio le será demasiado grande, ni choza alguna le vendrá estrecha. (Phillips Brooks) Vivió aparte, cerca de nosotros. Fue íntimo y extraño también. Crecía cada vez más amable y amante para con nosotros. Solo cuando pronunció su adiós, nos esclareció su secreto. Al fin, conocimos al Poeta. (Edith M. Thomas) Alguna vez, «después de Cristo», aún en la tierra acertaremos a vivir el gozo enamorado de la Pascua y los perennes júbilos dominicales. PASCUA PERENNE Para el calendario judío era el Passover, para el calendario Ortodoxo la Easter y para el renombrado Harvey Cox, Profesor en la Escuela de Divinidad de Harvard, esta concurrencia de días de fiesta en aquella semana era la oportunidad para un experimento de su teología de fantasía, de la celebración. «La Teología tiene que hacer algo más que pensar», dice Cox. Necesita un laboratorio para ayudarnos a descubrir cómo rela– cionar nuestros pensamientos, ideas o elucubraciones con las ac– ciones concretas». Poco después de la media noche, cientos de estudiantes, hippies, blan– cos, negros y clérigos convergieron en «The Boston Tea Party», una discoteca convertida en un almacén, para participar en un experimento litúrgico a modo de concierto de espirituales y de jazz. Era una muestra del interés que tiende una vez más a probar la necesidad de «desracionalizarn la religión y su culto, tal como ha sido la tendencia protestante y aún la posconciliar católica en ciertas funciones paralitúrgicas. Por otra parte, con el eslogan «Cómo Jesús nos hizo koshern -comida ritual hebrea-, Rachmiel Silverman y otros muchos del grupo conocido como «Judíos por Jesús», dedican su vida a predicar la buena nueva del 616