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Sefior de los hombres, el más importante de los hombres, el amor sufre y muere en la cruz. Cuando uno los oye cantar como solo ellos saben hacerlo, con auténtico «pathos» y profunda valoración del más bello misterio del amor del Unigénito de Dios, se percibe cuánto esta piedad y armonía reiterativas pueden enriquecer el culto cristiano. Lo que han hecho los bar– dos negros con el relato de la crucifixión -como lo que hacen en otra línea, por ejemplo: la Anunciación y la Encarnación, -el quedarse encinta de Dios, la Virgen María- es un cuadro vívido y lleno de color. No solo dicen lo que sucede, sino que saben poner el sentido de lo trágico en ello. ¡Mira lo que han hecho a mi Sefior; y El nunca musitó palabra! En vez de «las siete palabras», se refieren solo a sus silencios en diver– sos motivos y sitios: en el patio de Pilato, al ponerle la corona de espinas, al vestirle con el manto de púrpura, al enclavamiento en la cruz, al dolor de estar ya crucificado, al traspasarle el costado con la lanza, al doblar la cabeza, y morir: -Mi Señor, El nunca musitó palabra.- Lo dicen y cantan incansablemente con sonido onomatopéyico: ¡My Lord, He never said a mumblin' word - nunca musitó palabras ... ! En cada una de las ocho estrofas repiten el mismo rumor mumblin' word, siete veces. ENTRELUCES Easter: PASCUA, nombre entrafiable en el mundo cristiano yanqui. Ante la misma cruz nace el esplendor de la Pascua, proclamada por la Cruz. 604 (I AM THE CROSS) Yo soy la cruz ¡Yo soy la cruz de Cristo! Sostuve su cuerpo ahí en la solitaria colina del Calvario. Mientras fui un humilde árbol que crecía al borde de un arroyo, yo pensaba ser algo insignificante para el hombre.
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