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buena noticia, la tuya, tu Evangelio. Nos subyuga y aloca el futuro, el espacio, las máquinas, la cirugía estética del alma y del cuerpo, el cáncer, el sexo, el aborto, las píldoras y los espíritus. Todo es tragedia y publicidad de medios masivos. El vértigo procrea tornados, mientras Tú tras las valles de tus templos, solo, nos sigues diciendo: -El futuro es la vida eterna. Está aquí y ahora, mi Reino, de bienaven– turanzas, aquí y allá, dentro de vosotros. El mejor mañana ya es hoy. Todos nos pertenecemos en la Caridad del Padre. Yo soy vuestro y vosotros míos, por mi nacimiento, por tener carne, pensamiento, dolor, amor y gloria. No es saludable luchar con los tiempos, las modas, los horóscopos, el mañana y el atardecer de hoy. Vuestro es el instante de mi eternidad y de la vuestra. Nos pertenecemos siempre. Yo os he dado hechos, figuras, signos, gestos, palabras y parábolas, puros y cotidianos sacramentos, todo en gracia, gratis, y una Iglesia móvil y extática, extrañada de nuestras evidencias inmediatas, las vuestras y las mías, es decir, de Dios-Hombre. El alma más tenue, la mano más callosa, cada una de vuestras miradas, vuestras medallas y los sistemas de los honestos teólogos, y filósofos, igual que las cruces de las catedrales y los lirios del campo, como el rapto del pincel o del verso, me pueden animar de nuevo en mi Pasión, en mi sudor de sangre de Getsemaní, en mi fiebre en la cruz por pecados y pasiones redimibles por mi angustia vencedora. Clamad por mi retorno. Os echo de menos. Soy el Hijo Pródigo de Sangre. Sí, acariciádme así, aplaudidme, pensadme y amadme tanto que yo sobrevenga siempre y os brote alrededor y dentro. 600 Piedad En la liquidez fluida profunda de la pupila -niña del ojo– un hombre está colgado. El es mi Salvador. Yo soy su madre. ¿Pueden suceder estas cosas? Sí. La órbita circular rodeada de pestañas lo ve a El pendiente, colgado en cruz. Está ahí, y en ninguna otra parte. Hay un sentido de oscuridad y tiempo. Fuera de esto, no tengo idea alguna -no me hago idea- Puede ser que nada va a cambiar. Puede ser también que vayan a acontecer cosas extrañas y milagrosas. Un hombre pende dela cruz destilando sangre -chorreando sangre.