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compañeros. Su intimidad, la del cuadro, se detecta hoy mismo en las misas y comuniones de hoy, detecta los ultrasonidos solo audibles al Espíritu y a nuestros oídos de cada día. Jesús parece liberarse: -Ofrezco el recuerdo, el mío y el vuestro. En medio de mi deseo y placer al celebrar esta cena de despedida, hasta comunicarnos en la otra del Reino de mi Padre, busco un recuerdo. Porque os quiero y sois mis amigos fieles. Lo cual no impide que alguien me vaya a negar y otro alguien de entre vosotros a traicionarme y entregarme. Siento decisión y nostalgia. ¿Qué queréis que os deje? ¿Qué queréis que os dé? Desde luego tenéis recuerdos bien vivos: palabras, doctrinas, iglesia ... ¿Algo más? Un trozo de mi túnica, mis cabellos, mi mirada... He aquí el pan y el vino. ¡Gracias, Padre, gracias a vosotros, a ti Pedro, a tí Juan, a tí Santiago, a todos!. Pienso que recor– daréis, volveréis a comer y beber. Os dejaré con mi palabra, y con el himno, con mi paso por nuestra tierra y por nuestro vivir, el mio y el vuestro. ¿Algo más que sonidos, verdades, doctrinas, gestos y peripecias de tantas cosas en tres afios?. Yo puedo daros algo más que fórmula, símbolo, imagen; es algo que con toda mi alma lo conservéis y lo repitáis. Quiero y puedo daros más. Soy poderoso de amor más allá de vida y muerte, mucho más allá de este jueves y del próximo viernes, más que dogmas y nostalgias. ¿Véis y tocáis nuestro pan de Pascua? ESTO ES MI CUERPO. He aquí una copa, un vaso sagrado, entre amigos de tantas horas claras, difíciles y sencillas. ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE. COMED, BEBED. Hacedlo y repetidlo acordándoos de MI. Haced lo que queráis de mí; pero no me olvidéis y vividme. Quiero estar con vosotros antes y más allá de los siglos. En este cáliz está nuestra eterna identidad; todo el Cielo, el vuestro; el mío y de mi Padre y el del Espíritu viven. Ultima Cena Ocurre algo tremendo, maravilloso y «simple»: comer, pan, beber, vino ... memorial recuerdo, presencia y ausencias ... humanidad total. .. divinidad: todo sencillo y puro. La clave: Humildad. VIERNES SANTO, «GOOD FRIDA Y», BUEN VIERNES Sucedió la noche del Jueves Santo al Viernes Santo, en el Huerto de los olivos. En la fila de no muchas horas hasta estas tres, hora de la tarde del Calvario. ¿Qué alboroto es ese como de patrulla, denuncias, cuchicheos, prendi– mientos, voces súbitas, y hasta besos y confidencias? Dinos, Jesús, tus sucesos, horrorosos, tus verdades más profundas, tan pensadas, tus desengafios reales ante el suefio, la inercia, la cobardía y la entrega de buen 597

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