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que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, al fin extremadamente los amó». Tal es su disposición inmediata al Viernes, en la noche eucarística del Jueves: (S. Lucas, 22, 14-17). «Cuando llegó la hora se puso a la mesa; y los Apóstoles con El. Y díjoles: Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer, porque os digo que no la comeré más hasta que sea cumplida en ei Reino de Dios». Es la Ultima Cena, la Cena del Señor, el Amor e Institución de la Eucaristía. En este amor quiso morir y quedarse vivo con nosotros: la total cobertura en nosotros por el pan. Bendíceme, Señor, a mí, a mí; como bendijiste los panes de Galilea. Entonces cesará mi esclavitud; caerán las cadenas; y encontraré mi paz, mi Dios, todo en todo. (Mary A. Lathbury 1880) CRISTO, HUESPED BIENVENIDO -Cuadro de Fritz von Uhde, pintor alemán. Tríptico anglogermánico: El trabajador y su familia, campesinos y artesanos, hombres, mujeres y niños comparecen gradual y cortésmente ofreciendo la mesa puesta y albergue modesto y decoroso a un huésped bienvenido: Cristo. Todo es claro, sagrado y armonioso. PAZ, blanca, anglosajona, protestante, católica. Los Evangelistas nos acaban de descubrir las disposiciones del Verbo Divino hecho Carne que se acerca a su holocausto de Redentor. El arte de Fray Angélico intenta pintar la Ultima Cena. En el Museo de San Marcos Jesús bendice el pan diario de todos los hombres desde su Pascua y Eucaristía. El Hijo de Dios, según Fray Angélico, tiene la belleza facial sen– cilla, evidente que es comparable a la simplicidad e importancia del pan. Sobre él alza la mano que lo bendice, mientras la otra lo sostiene y lo ofrece. Sus ojos, ¡sus ojos! precisan la atención que se usa ante las cosas eternas, en las solemnidades íntimas: sencillamente el fulgor de la Gracia, el mejor halo de santidad. El mirar de Jesús es comprensión de la debilidad y requeri– miento humano de vivir, y vivir consagrado toda la vida: la presente y la futura: la vida propiamente. Todo es silencio, en el cuadro, silencio que ha sido la invocación y la acción de gracias del Hijo al Padre y de sus gestos hacia sus hermanos y 596
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