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Solo fuera del c:ios, la creación. Solo fuera de la confusión, el orden. Solo tras la decadencia, el nuevo disparo de una tierra nueva. Unicamente después de las tinieblas, la luz inextinguible. Y siempre, un nuevo cielo lleno de nuevas estrellas. (En su poema: «Poet in Mule» ...) Y reconoce en otra parte: Las enseñanzas de Jesús, encontré que son la más convincente evidencia de eso que estamos acostumbrados a llamar «inspiración»a El hombre sigue siendo ser un colaborador con Dios. Este hálito yanqui, futurista, subsiste siempre, como en los poemas de Walt Witman, el poeta de la democracia, sobre Lincoln «When Lilacs last in the Dooryard Bloom'd», y «¡Oh Captain, oh Captain!». Santayana, en su libro «Poesía y Religión» -«Poetry and Religion»-, resalta el origen idéntico de ambas y se plantea el problema de si el Cristianismo puede sub– sistir. «La mayor calamidad es que ninguna otra religión le podrá suplirn. Otras ideas de Arnold Joseph Toynbee (inglés, 1889) sobre la acción de Cristo y del Cristianismo: «En la orilla, podría quedar solo el Salvador. Lo distintivo de la concepción cristiana de Dios, el concepto crucial de la fe cris– tiana es que Dios no es una dualidad, sino Trinidad en Unidad y que en el Padre y el Espíritu están unificados en una persona quien, en virtud de este misterio, es accesible al corazón humano, como es El incomprensible al humano entendimiento. En La Persona de Jesús -Verdadero Dios y verdadero Hom– bre- la sociedad divina y la sociedad humana tienen un miem– bro común que ha nacido en este mundo en la escala social del proletariado y muere de la muerte de los malhechores; mientras en el otro mundo, El es el Rey que es el mismo Dios». Esto es la Encarnación. La potencia que verifica este hecho común a Dios y al hombre es una facultad que acaso mortifique a los filósofos: es el Amor. Por otra parte, la limitación de la ciencia y su lealtad ante el misterio la impulsaron a reconocer la necesidad de la religión y de la poesía. De ahí procede uno de los valores del Evangelio. El Cristianismo, según Whitehead, «dotó a la humanidad con su mejor instrumento de progreso 584

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