BCCCAP00000000000000000000550

Y el poeta nos sigue hablando de «Cristo como Cristal Perfecto». No es raro en la poética yanqui este nombre de «Cristal» para Cristo, como no lo son los de «roca» y «piedra» que le da la liturgia católica. A través de este «cristal», Lowel pasa revista y caracteriza los defectos y limitaciones de grandes hombres de la historia, como Buda, Sócrates, Epictetos, Shakespeare, Milton y otros. Termina con un apóstrofe a Jesús, como «perfecto CRISTAL». Cristo como Super-alma, de Emerson. Poeta de poetas, Lengua de la Sabiduría, Vidente del tiempo: El mejor hombre hombre; el mejor Amor del amor, perfecta vida en el trabajo, escrito perfecto; de todos los hombres compañero, siervo, Rey y Sacerdote. Sin el más mínimo defecto de sombra, o falta de gracia, incluso en la tortura y en la muerte. Nada podría hacerme no ver en Ti tu Cristal, ¡oh, Jesucrito!. Hacia fines de la era victoriana en Inglaterra ocurrió el reviva! del catolicismo romano en Inglaterra y en América: asalto frontal a la fortaleza de la fe de anglicanos y otras formas de protestantismo. Fue la «segunda primavera», sobre la cual el Cardenal Newman, (1801-1890), ha escrito sus más elocuentes palabras, después de siglos de incomprensión. De ese período, Francis Thompson, (1859-1907), soñó en «una escala de Jacob en– tre el cielo y Charing Cross, y vio a Cristo andar sobre las aguas, no del lago de Genesaret, sino del Támesis». El jesuita Gerard Manley Hopkins (1844-1889), significa la fe poética serena, firme, entusiasta y fervorosa. Di– jo de la Virgen: Ella es como la atmósfera, que a veces suaviza la luz del sol y produce colores que se añaden a la belleza y a la fuerza de la fe en Jesús. ALTERNATIVAS DISPARES DE LA POESIA El escritor E. Mims llama la atención sobre el hecho de que habiéndose identificado Estados Unidos con la religión popular y fundamental, haya tenido pocos poetas que dejaran expresión de esa fe. Es difícil mantener esta afirmación solo con echar un vistazo sobre el acerbo ingente racional de la literatura inspiracional, lírica y litúrgica, popular, folclórica y musical yan– qui con que Norteamérica inunda su país y el mundo, aún sin fijarse, como el asunto merece, en el orbe de plegarias y culto en que superabundan sus in– contables confesiones y denominaciones, además de las grandes religiones semioficiales judeocristianas, protestantes, católicas, ortodoxas, orientales 576

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz