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Precisados estos conceptos de lo «inspiracional» y lo espiritual, podemos aceptar la función inspirativa, informadora y estimulante que están llamados a ejercer los medios telecomunicativos sociales, que se en– cuentran sumariamentt: en la televisión. La expresión y la difusión de la vida dogmática, litúrgica y moral, el arte y el folclore, la imaginación ensoñadora y la ciencia ficción, las realidades, complejas y menudas de la actual visión predominantemente psicológica y sociológica, que se impone, de la espiritualidad cristiana, son dimensiones que requieren inspiración y técnica a cualquiera que actúe en la televisión. El amable soplo de lo inspiracional embalsama toda la vida norteamericana y la impregna de mensajes de intercomunicación, caballerosidad y cortesía: mensajes ricos en dimensiones desde las amorosas y místicas hasta las más elementales del naturismo y la inocente y buena voluntad. Lo inspiracional es en estos casos la puesta en práctica de la filosofía yanqui, preconizada efímeramente, saviarnente simple y deliciosamente perogrullesca, contenida en el libro titulado «Yo estoy bien; tú, estás bien». - I'm Okay, Y're Okay- de la década del setenta. Si esto lo pensamos, lo desearnos y lo decimos y lo sentimos todos, todos resultamos bien. Esta inspiración se difunde por los medios audiovisuales, por radio y televisión, prensa o por simples tarjetas, carteles o «posters» en comercios y gasolineras o salas parroquiales. En una de esas exhibiciones inspiracionales se representa el más completo y fruitivo panorama ecológico: cielos, alguna nube, algún picacho con vestigios de nieve, sol, lluvia, arcoiris, bordes de un bosque, abetos, pinos, prados muy en escorzo, pero prados, aves, un oso y varios bambis, un águila, un par de tórtolas, un cardenal, golondrinas, mariposas, plantas muy diversamente esparcidas, narcisos, margaritas, gladiolos, libélulas, una abeja o avispa, un río se descuelga entre montes y en primer plano un humilde arroyo sobre el cual han caído y flotan hojas y estrellas recién caídas. Todo ello en una estallante verbena de colores vivaces. Y mezclado pero no perdido antes bien resaltado con artística letra como de vieja miniatura el mensaje inspiracional de esta imaginería realista, el mensaje de alguien anónimo a alguien, también anónimo, que bien pueden ser Dios, el alma, bien un ser a otro ser cualquiera en cualquier tiem– po y cualquier espacio. Dice: 572 Un simple mensaje, para que ilumine tu día: Pienso en ti. Me intereso por lo que estás pasando o viviendo. Deseo compartir tus penas y cantar tus alegrías. Estoy aquí para hablarte de lo que necesites de mí. Recuerda siempre lo importante que eres para mí. Sabe que eres -estás siendo- amado. Que tengas un día espléndido, gozoso, mejor que cualquier día mediano.

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