BCCCAP00000000000000000000550

compusieran de una inmensa y delicada sabiduría popular de proverbio, refrán y salmos coinciden y se interfieren sin confundirse con los medios de comunicación social y producen una proximidad sin presencia, como de correspondencia íntima y consoladora en las relacioness humanas y en los ritos de la comunidad, humanizada con saludos y recordaciones, «memorias y amor». ¡Cuántas palabras escritas, cuántos sonidos y cuántas imágenes per– cibimos diariamente, imágenes, sonidos y palabras que nos vienen no de_ nuestro contorno en el que pueden funcionar naturalmente nuestras poten– cias perceptoras, sino de infinitos puntos que nos son ausentes, desde la le– janía, que esto quiere decir telecomunicaciones!. Voces, músicas y sonidos de la radio, mensajes y noticias teletipadas, imágenes cinematográficacas y televisivas, que nos llegan a ser familiares y entraflables, en realidad no pertenecen a nuestro mundo, al pequeflo mundo para el cual tenemos organizados los sentidos, los nervios, los músculos, la imaginación, el entender y el amar de nuestro cuerpo, de nuestra alma, de nuestra realidad personal. Mirado nuestro contorno personal, estamos hechos únicamente para la proximidad, para las presencias de cosas y personas vecinas, al alcance de unas miradas y de unas audiciones que no rebasan demasiados metros. Y sin embargo, he aquí que la distancia nos inunda con imágenes y sonidos que pueblan nuestro universo humano dilatado hasta profundidades sin medida. Son las telecomunicaciones. Ellas convierten el universo en reser– vorio de energía y de vida, que normalmente están quietas y dormidas. Basta desencadenar una vibración, una onda, y todo ese universo despierta, vive, se difunde vertiginosa y ordenadamente, con exactitud matemática, y su contenido irrumpe en nuestra personalidad como si mutuamente nos perteneciéramos y nos exigiéramos con luz y con amor. Intriga y seduce la acepción estadounidense del calificativo «inspira– cional», por considerarla afín a la fantasía a que son tan propicios los medios. Hasta en los supermercados y «droguerías», en sus librerías hay siempre un apartado, «INSPIRA TION, » de libros que tienen referencias objetivas y especuladas acerca de lo ultramaterial, lo fantasmal, lo in– spirativo en las artes, en la religión y en la vida común y privada. Este sen– tido lo define uno de sus diccionarios más divulgados como segunda y tercera acepción: plenitud de ideas y de ambiciones; el hecho de suscitar un impulso creativo. Evidentemente no se intenta equiparar este «inspiracional» con lo espiritual de nuestra órbita cristiana. Entre los sentidos bíblicos de la palabra ESPIRITU, hemos de notar el valor que al adjetivo pneumático, espiritual le da el Sacramentum Mundi y se ha mantenido hasta nuestro tiempo para designar «el centro de la existencia cristiana», hasta poderse considerar en la Edad Media y en la moderna, como epíteto distintivo de lo propiamente cristiano, tanto en las lenguas romances como en las germánicas. 571

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz