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meditación trascendental. Ahora bien, el P. Fox opina que las más propia espiritualidad americana «debiera ser tan gozosa y distintiva para los americanos como el pastel de manzana y el baseball. Necesitamos ahondar nuestra espiritualidad en los Evangelios, en vez de en las culturas extrañas, y por consiguiente en la propia nuestra como americanos». Orar no es solo «levantar el corazón a Dios y pedirn; al menos no lo es primariamente. Ni tampoco es solo hablar a Dios; ni es recitar plegarias o preces. ¿Qué es entonces orar?. Responde: «Orar es la respuesta radical al don de la vida, que Dios nos ha dado. Debemos contemplar a Dios o mirar a Dios en las ex– periencias, en los misterios de la vida: nacer, existir, muerte, amor humano, drama humano, vocación. Esta respuesta radical tiene dos direcciones básicas, una experiencia mística y sicológica que viene a ser la tradicional. Y otra, la más actual, profética y social ·que origina instituciones, movimientos de liberación divina y humana, y que es tan oración válida como la plegaria, la quietud mística. El éxtasis es una experiencia mística que acontece en la misma naturaleza: ante el océano, la montaña, escuchando a los árboles, el bosque y en la vida humana, las artes, el amor, la artesanía, el trabajo, el ocio. Estos éxtasis son de hecho experiencias de Dios en cuanto que el Creador está totalmente en su creación. Y en esa experiencia en la que nuestros yos están suspendidos inmersos». Entre los grados y aspectos de esta experiencia o éxtasis, el principal es el estado de graditud, de acción de gracias; y el resultar una nueva persona complacida. Esto ya es típico de la piedad, devoción y oración yanquis. El Creador intenta estar a disposición de todos. Dios nos ha hecho para el gozo y el éxtasis. Y una de las condiciones de la piedad y oración adulta es la pro– funda aceptación de la propia responsabilidad. «La verdadera definición del ser espiritual es que estamos en búsqueda de Dios -Dios está aquí, pero no del todo plenamente en mí. Jesús dictaminó que el reino de Dios está dentro de nosotros - no en vuestras instituciones, sino en la gente que se intercomunica». Preguntado sobre por qué llamaba a estas ideas, ideas de la oración americana, dio estas cuatro razones, que son obvias: 568

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