BCCCAP00000000000000000000550
y cruzarte en sus prados con un ángel de oro que te diga: ¡Sefiora! Tus manos ansían los bucles de estos nifios y nifias, demasiado hermosos para durar perfectos; tus palabras quisieran dialogar con sus padres y madres, que, por británicos, todo lo saben y respetan. No desdefiarías la pipa de un marino, de un pastor, de un tendero, de un coronel. Y amable sonreirías ante la humana mirada de un perro en el atrio de una vicaría rural. En todo caso, te hace bellísima y celeste fundir tu aureola en el gris y en el verde de la santa Inglaterra. Por el tedio dulcísimo de sus latines y sus campanas. ¡ven, Virgen pura, a estas islas de nube y de nácar!. Por los cisnes del Avon, sacerdotes blanquísimos oficiantes por el alma y las criaturas shakespirianas, ¡aparécete en el ensuefio y en la melancolía ponderadas de estas gentes de bruma y de rosa! Por la recóndita alegría del humor londinense que juega en todos los mares y bibliotecas, ¡lógrales a estos cristianos, Sefiora de la Gracia, el salmo católico de la armoniosa Roma! Y ¡quédate, Virgen María, en el grabado con caballos, con bosque, con castillo y con luna de estas Islas Británicas! ¡Son tus hermanas, pues lo son del mar! EL MODO YANQUI DE ORAR El P. Mathew Fox, dominico, en una entrevista sobre «la clase de oración americana» y, en primer lugar, sobre el asunto de si existe tal modo distintivo del trato con Dios, explana las siguientes ideas que pueden ayudar a resaltar caraterísticas de la espiritualidad yanqui. Parte del hecho de que las formas de espiritualidad que practican las gentes americanas tienen su origen en las abadías y catedrales, en los caminos o métodos de meditación y, minoritariamente y según cierta efervescencia actual, en los monjes budistas, los gurus hindúes y la 567
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz